Hace ya un tiempo, tuve un jefe en la administración pública federal que ejecutó su plan maestro en cuestión de personal cuando conformaba su equipo de trabajo, dicha estrategia se basó en éstas palabras: “ya que he formado mi equipo de trabajo eficiente, buscaré a mi personal de ornato”, ante eso me quede pensando, pero él mismo contestó mi inquietud: “…el personal de ornato es aquel que no hace nada en la oficina, pero es de buen ver…y con llamarla para lo que sea, te alegra la pupila y el día…”.
Cuando llegó la persona en cuestión, lamentablemente su perfil jurídico daba mucho que desear, pero para esos momentos el nivel de exigencia para atender los temas era demencial debido a las absurdas exigencias del titular del área y se esperaba que toda la ayuda que llegara era bien recibida, y fue aquí que la estrategia del “personal de ornato” fue un fracaso.
Esta persona rápidamente se convirtió en el consentido del titular del área y, sin méritos propios, subió de puesto ganando más, obteniendo beneficios y concesiones en su horario, todo ello bajo las falsas ideas que mi entonces jefe le proporcionó sobre sus capacidades, supuestamente superiores a las del equipo completo, dando los primeros indicios de descontento en el área.
Posteriormente, el trabajo comenzó a salirse de nuestras manos, cargas desproporcionadas y horarios extensos comenzaban a abrumarnos y por más ayuda que hubiéramos necesitado, ésta nunca llegaría debido que ante los ojos del titular del área el equipo ya estaba bien conformado gracias a las mentiras de mi jefe. Conflictos comenzaron a nacer en el equipo y la desmotivación nos había invadido ya que aquel famoso personal solo funcionaba como ornato, sin preocuparse por ayudar con su gran salario y concesión.
Por causas del destino, mi jefe dejó el área y para pronto este personal de ornato, al ser el siguiente en la cadena de mando y ser la “maravilla”, se volvió el nuevo jefe, lo que acrecentó el malestar del equipo, y para empeorar la situación, su poca capacidad de liderazgo termino por estropear los tiempos de entrega y en general el funcionamiento del trabajo del área, lo que sumado a las difíciles condiciones y cargas de trabajo el equipo terminó por desintegrarse, muchos renunciando por las cargas de trabajo, pero la mayoría por el descontento contra el “personal de ornato”.
Con esta pequeña historia, además de dar a notar una práctica despreciable que realmente sucede, tiene como objeto concientizar que al crear equipos debemos dejar a un lado nuestras filias y fobias, y buscar las mejores opciones que puedan solucionar las necesidades y cargas de trabajo en el área, lo que te ahorrar muchos problemas a futuro y, en especial, cuidará de nuestra reputación para futuras invitaciones de trabajo.
¿Conoces a alguien que puede ser considero “personal de ornato”? ¿Qué acciones emprendiste al respecto?, no olvides dejar tu opinión en la caja de comentarios y si te gusto este post por favor compártelo, me ayudarías mucho para continuar con trabajos así, No olvides suscribirte a mis redes sociales que te dejaré a continuación para seguir en contacto y sigas las nuevas publicaciones.
Te envío un saludo.
Alejandro.
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